“Ñawi ñawiwan rikuykuy,
pacha mamawan yachaykuy.”
(Mira con todos tus ojos,
aprende de la Madre Tierra)
Andrés Alencastre, en su libro en kechwa Taki Parwa
En mis años de universidad, mientras cursaba Ingeniería, tuve la oportunidad de llevar un par de semestres sobre Inteligencia Artificial. Paralelamente, los jueves por la noche los pasaba con el “drink team”, compartiendo conversaciones interminables en el Arribar, probablemente el peor antro de Quito en esa época. En ese cruce improbable de neuronas y martinis, llegamos a una de esas conclusiones que uno no sabe si tomar en serio… pero que el tiempo, curiosamente, ha ido validando: la inteligencia humana no radica necesariamente en la lógica; la lógica es necesaria, pero parece no ser el elemento clave…
En esta nueva era de ChatGPTs, Geminis, Groks, Claudes, todo parece indicar que la inteligencia completa, tal como intuíamos con mis turbados colegas, podría residir en esa capacidad de concluir algo sobre la base de presentirlo sin tener necesariamente claridad de donde proviene o de contar con todos los datos que la expliquen. La ciencia cuenta hoy en día que la mente humana es, muchas veces, una red de intuiciones y percepciones que operan más allá de lo tangible. Veamos.
Prologo: pensar algo nuevo es casi un arte.
La obra de José Ingenieros, El hombre mediocre, es un libro que conocí en mi adolescencia. Recuerdo un fragmento relevante que viene perfecto como un ingrediente importante para este análisis:
“Los ideales, entre todas las creencias, representan el resultado más alto de la función de pensar. […] La imaginación, partiendo de la experiencia, anticipa juicios acerca de futuros perfeccionamientos: los ideales, entre todas las creencias, representan el resultado más alto de la función de pensar.”
Esta capacidad de crear algo nuevo, desde cero, es una de esas cosas que, por el momento y entre otras, nos distingue a los humanos de las versiones actuales de la IA, las cuales no logran, por ejemplo, proponer nada sin que les preguntemos, sin que interactuemos con ellas. Y cuando lo hacen a nuestro pedido, siguen siempre un camino lógico, pre-establecido, marcado, tangible, donde ese “presentir” suena casi “esotérico”.
Entonces, de cara a poder lograr una verdadera IA y traspasar el límite donde está trabada, los cuestionamientos son varios. Si ya hemos sido capaces de simular una buena parte del resto de funciones… ¿Cómo replicamos ésta cuya base no es lógica? ¿Que factores lo propician esta capacidad tan humana de presentir?
El Vagabundeo Mental… ¿La visión científica?
El Mind-Wandering se define como el el estado en que tu atención se desvía del entorno o de una tarea concreta, y se dirige hacia pensamientos internos espontáneos: recuerdos, fantasías, preocupaciones, ideas futuras, etc. Se delata cuando, al parecer no estás “haciendo nada” en el sentido productivo tradicional. pero tu mente no está quieta —está fluyendo libremente, a veces sin dirección consciente.
Reconocido oficialmente en la psicología cognitiva y en la neurociencia, el término Mind-Wandering tiene un cuerpo serio de investigación detrás y está directamente relacionado con procesos como la creatividad, la imaginación, y la reflexión personal. Se investiga además en relación con:
- Memoria autobiográfica.
- Planeamiento futuro.
- Regulación emocional.
La Neurociencia asocia este estado con la Red de Modo por Defecto (DMN, Default Mode Network), que se activa cuando no estás enfocado en tareas externas. Por su lado, la Psicología Cognitiva lo estudia como fenómeno atencional y creativo y lo diferencia entre:
- Vagabundeo dirigido: tú eliges dejarte llevar (ej. soñar despierto).
- Vagabundeo espontáneo: ocurre sin darte cuenta (ej. perder el hilo leyendo).
Llenar una copa llena, imposible!
En mi camino de exploración de estos y otros temas aun mas profundos, encontré en el Tao una metafilosofía que me hablaba de una simplicidad elegida conscientemente, de vaciarse para poder llenarse, siendo esta la puerta que permite que algo nuevo emerja.
Ese “vaciarse sin dolor”, practicado como un ejercicio cotidiano, es más valioso de lo que podemos imaginar. El verdadero disparador del proceso creativo. El camino para renovarse, reaprender, rehacerse, en lo intelectual, en lo espiritual, en lo físico.
Treinta radios convergen en el centro de una rueda,
pero es el agujero en el centro
lo que permite que la rueda gire.
Se moldea la arcilla para hacer una vasija,
pero es el espacio vacío en su interior
lo que la hace útil.
Se construyen puertas y ventanas para una habitación,
pero son sus espacios vacíos
los que permiten habitarla.
Así, lo que es constituye lo que se valora,
pero es por lo que no es
que las cosas obtienen su utilidad.
(Tao Te Ching, Cap. 11)
La disposición necesaria: el Growth Mindset
La verdad es que a la mayoría de personas les cuesta desarraigarse, especialmente de sus ideas, aun cuando las vean caducar frente a sus propios ojos. ¿Por qué? Tal vez por esa necesidad de sentirse seguros, o por la incomprensión profunda que arrastramos respecto a ciertas palabras: “destrucción”, “error”, “prueba”… que se ven como amenazas, cuando podrían ser oportunidades. Es ahi cuando entra a jugar el Growth Mindset.
Definido por la sicóloga y profesora de Stanford Carol Dweck, el Growth Mindset (mentalidad de crecimiento) es la creencia de que las habilidades, la inteligencia y el talento pueden desarrollarse con esfuerzo, aprendizaje y perseverancia. Como parte de su definición, Dweck lo contrastó con el Fixed Mindset (mentalidad fija), que asume que nuestras capacidades son innatas e inmutables. Interesantemente, datos recientes arrojan el hecho de que hay una relación de 40% de personas en el mundo con Growth Mindset, versus un 60% con Fixed Mindset…
Eso confirma que para la mayoría no es fácil atreverse a cuestionarse a si mismos. Probablemente porque cuando lo hacen, no lo hacen positivamente, no “se tratan bien”. Es mucho más fácil seguir adornándonos, tal como estamos, que derribar nuestras propias paredes para construir cosas nuevas en nosotros. Pero no, es mas fácil (y menos ambicioso) mostrarnos como seres “sólidos”, infalibles. ¡Cuánta libertad ganaríamos si cada día simplemente pensásemos: “¡Eso! Hoy me voy a deshacer de un poco de basura mental… ¡yeiii!”
Mushpay: Vagabundeo mental, versión andina
Bien, pues resulta que existe una palabra que siempre ha capturado mi atención desde múltiples facetas. Un concepto rico, profundo, y, sobre todo, provocador: Musphay. Musphay, en el quichua andino, significa “hablar en sueños”. Pero no solo eso, también se relaciona con estados de confusión y extravío, como “turbarse“, “desorientarse”, “desvariar”, “delirar”.
Para las culturas antiguas era tan importante que inclusive buscaban formas de poder llegar a esos estados. La Ayahuasca (del quechua aya = espíritu, muerto / wasca = soga, liana) significa literalmente “la liana de los espíritus” o “soga de los muertos”, es tanto la práctica de consumirla como la bebida en si misma. Contiene compuestos químicos que abren puertas a estados no ordinarios de conciencia. Pero su importancia va mucho más allá de su composición química.
En las culturas que lo hacen, tomar ayahuasca no es consumir una droga, sino participar en una ceremonia sagrada que implica tanto una práctica espiritual ancestral, como un camino para lograr una consciencia expandida. Este viaje interior, un ritual cuidadosamente guiado por un curandero o yachak, con cantos (icaros), dietas previas, silencios rituales, suele revelar (entre otros):
- Patrones inconscientes
- Recuerdos reprimidos
- Metáforas vivas y enseñanzas simbólicas
La lista de este tipo de prácticas es larga alrededor del mundo. Algunos ejemplos, algunos usando y otros sin sustancias alucinógenas:
América del Norte:
- Peyote, originario de los Huicholes (Wixarika) y pueblos navajos
- Hanblecheyapi (ó también llamada Vision Quest), de los Lakota, Dakota, Cheyenne y otros
América del Sur:
- Wachuma (San Pedro), en los Andes centrales (Perú, Ecuador, Bolivia)
- Hapé (Rapé), de varias etnias amazónicas (Yawanawá, Huni Kuin, Katukina)
Africa:
- Iboga / Bwiti, de los pueblos Fang y Mitsogo (Gabón, Camerún, Congo)
- Rituales Dagara de Visión y Ancestralidad, del pueglo Dagara (Burkina Faso)
Todo es un Big Bang
Demos un salto grande, al origen de todo. Hace 14 mil millones de años, el Big Bang duró menos de una milésima de segundo. En los tres segundos siguientes, todo era caos: ni siquiera los átomos habían logrado formarse. Era una sopa de posibilidades, un desorden creativo absoluto. Todo podía suceder. Y sucedió.
Desde ese instante vivimos en un universo hecho de lo que emergió de ese caos. Tocamos, respiramos, observamos… todo gracias a ese impulso inicial. Pero al mismo tiempo, todo comenzó a morir desde entonces. Esa es la paradoja: del desorden nació la forma, y con ella, el tiempo y la muerte.
La ciencia hoy apunta a que ese proceso podría repetirse. Cuando el universo se detenga y el movimiento cese, podría haber otro estallido. Otro inicio. Otro caos. Todo parece ser cíclico, y tanto el vacío como este vagabundeo, ya sea mental o cósmico, parece estar ligado intrínsecamente a nuestra existencia, más allá de lo que pensamos. Cada vez estamos mas cerca de nuevas verdades. Una de ellas parece ser que lo que nos hace verdaderamente inteligentes no es lo lógico, lo riguroso, lo tangible. Que gran revelación!
Las preguntas importantes
Al final, y dentro del contexto actual, nos quedamos con varias preguntas:
- ¿Cómo integramos esta Sabiduría a la IA para que realmente pueda hacer lo que nosotros hacemos?
- ¿Realmente queremos eso?
- ¿Cuál será nuestra diferencia con las máquinas, nuestro valor agregado, si lo logramos?
- ¿El crear un nuevo tipo de consciencia, electrónica esta vez, es algo Maravilloso? ¿Terrorífico?
Hagan sus apuestas. Pero no se queden fuera de la conversación.
Nueva versión digitalmente revisada, actualizada y expandida de la versión original:
https://musphay.blogspot.com/2011/01/musphay-hablando-en-suenos.html
Enero, 2011
